Habia una vez un hombre que nadie le hablaba porque tenía muy malas pulgas. Pues un día ocurrió que un campesino había muerto con una cuchillada de guadaña. Nadie sabía quien había sido, hasta que vieron que la guadaña y la camisa del hombre con las malas pulgas estaban llenas de sangre. Por la noche, cogieron al hombre de la cama, lo ataron y le clavaron muchas cuchilladas y luego lo tiraron al pozo. Nunca más hubo más muertes.
0 comentarios:
Publicar un comentario